jueves, 26 de febrero de 2015

Idas y Venidas

Ahora mismo estoy escribiendo desde mi casa de Valencia. He venido a pasar una semana a mi ciudad, ya que tenía vacaciones en Groningen y era la única, sumado a que más tarde lo habría tenido más complicado, y aunque sean solo 6 días, los iba a disfrutar muchísimo.

Creo que ha sido la semana perfecta para venirme a España, porque esta semana habría sido rara en la residencia. Paula se ha ido definitivamente, ha terminado su Erasmus, y eso es una mierda. Era y es parte fundamental de mi vida en Groningen. Ha formado parte de mi día a día desde el primer instante en que pise Winschoterdiep, fue la primera persona que conocí. Asusta ver lo rápido que han pasado estos 6 meses con ella, pero ha sido increíble haber podido contar con alguien así en mi circulo de confianza de mi vida paralela en Holanda. Ha sido clave en momentos importantes del Erasmus. Claramente han habido roces, ¿pero quien no los tiene con 24 horas de convivencia? En poco tiempo forme una familia allí y "afortunadamente" solo tendré que echar de menos a una persona estos 4 meses que me quedan. 


En cuanto vuelva el martes tendré que acostumbrarme a una nueva rutina en la que una persona importante ya no estará incluida. Pero sé que dentro de lo malo, estos 4 meses los quiero disfrutar al máximo y que estos 6 meses todas juntas no nos los quita nadie. Desde que llegué de Navidades he estado más a gusto de lo que me pensaba. He tenido mis altibajos, como todo el mundo, pero me he sentido más yo misma. Hago las cosas como y cuando quiero, bebo, salgo y río mucho. Soy feliz de haberme quedado y no me arrepiento de la decisión que tomé hace un mes. 

Aunque el proyecto de momento aún va un poco lento, estoy en ello. Tengo reuniones con mi tutor y me ayuda bastante. Ahora mismo aunque este en Valencia estoy desarrollando el Project Plan, y el siguiente paso es desarrollar y redactar completamente el proyecto. Sé que lo peor esta por venir, porque de momento no he ido agobiada en absoluto. Pero a la que me doy cuento me planto en marzo, y ya solo son 4 meses o menos para terminarlo, entregarlo y presentarlo, con todo lo que supone en medio (entrevistas, cuestionarios, medidas climáticas y otras cosas que tendré que incluir en el documento final). De verdad espero que todo vaya tomando forma y que en un mes pueda ver un trabajo aun más encaminado hacía la dirección correcta. 

De momento siento que estoy viviendo una especie de año sabático, como dice Inés durante nuestras maratones de Anatomía de Grey, tantas tardes y noches. Mi día a día en Winscho se resume a levantarme a las 12 de la tarde, despertar a Inés que obviamente esta todavía en la cama. Lucía, mientras tanto, ha estudiado, ha ido a la universidad y al gimnasio y Bea ha estado o en la biblioteca o en la piscina. Por otro lado Natalia baja a la 13 de la tarde para fumarse un cigarro en la habitación de Inés, (donde prácticamente deberíamos pagar parte del alquiler por la cantidad de horas que pasamos ahí metidas) y preparamos la comida. Después de comer vemos Anatomía, vamos a comprar o estudiamos un poco, o vamos a Coop a comprar alcohol para esa noche o pocas veces salimos a cenar o preparamos cena especial por algún cumpleaños. Bebemos, como no, en la habitación de Inés y a las 2 de la mañana, como pronto, nos encaminamos al centro a seguir bebiendo y a disfrutar de la noche, donde siempre hacemos lo mismo, pero nunca acabamos igual. Lo más divertido es levantarse al día siguiente y contarnos las noches, lo que hemos hecho cada una  (o lo que recordamos haber hecho, siempre solemos llevarnos alguna sorpresa), porque obviamente siempre nos separamos. Es un modo de vida totalmente ajeno a lo que he conocido hasta ahora. Dependo de gente pero sobre todo dependo de mí. Bebo y si no quiero no salgo. Salgo y si quiero me pierdo. Me pierdo y si quiero las busco o encuentro a alguien. Me quedo sola o con alguien y si me canso me vuelvo sola o acompañada. Libertad absoluta. 

Paula dice que ha aprendido muchísimo estos 6 meses, que nota y sabe que ha cambiado su modo de ver las cosas. Por el contrario, yo me siento la misma solo que hago cosas distintas. Dice que cuando esté a punto de acabar el Erasmus, cuando me toque volver a Valencia para quedarme, notaré ese cambio del que me habla. Yo no estoy tan segura, pero tendré que esperar ese momento para comprobarlo. 

Lo que me hace ahora mismo muy feliz es que mi secta viene a visitarme en un mes. Que me vuelvo a Groningen el 3 de marzo y el 3 de abril estarán ellas de camino. Qué alegría y qué ilusión poder enseñarles mi otra vida, en la que tantas veces pienso en ellas. 

Cada vez me está gustando más esta experiencia, pero no lo quiero decir muchas veces o por lo menos no en voz alta, porque soy supersticiosa aunque no quiera admitirlo, y no quiero gafarla por hablar de más. Todavía me quedan 4 meses, y sé que serán más duros que este mes y medio que ha pasado desde Navidad, donde como ya he dicho, ha sido algo parecido a un año sabático. 

Solo puedo decir una cosa, pase lo que pase: a por ellos.


miércoles, 28 de enero de 2015

Cumplir una meta, seguir fuera

He estado a punto de marcharme de aquí, de tomar una vía "fácil" y cómoda para mí. De volverme a mi querida Valencia y realizar allí el proyecto de fin de carrera.

La idea principal de irme de mi ciudad era para realizar fuera el TFG, más que nada porque así lo ha impuesto el mandamás de mi carrera. Así que eso lo asimilé pronto y bien. Quería irme por un tiempo y supe pronto que ese viaje sería para acabar mis estudios. Nunca me pareció mal. Pero jamás me planteé lo diferente que podría ser la carrera que he estudiado en España a su equivalente en cualquier otra parte del mundo, en este caso, en Holanda. No hago más que quejarme de lo técnico e ingenieril que me parece todo aquí. Que llevo 5 meses tragándome mierdas de caminos que en la vida me han interesado ni me interesarán. Hace ya unos años que enfoque mis intereses dentro de arquitectura técnica hacia patrimonio histórico o más aún, mi sueño, interiorismo. Pero al volver de Navidad, sin querer darme cuenta de ello antes pero teniéndolo delante de mis narices desde que llegué a Groningen, me di cuenta de que no me iban a ofrecer nada que se le pareciese a esos ámbitos que me gustan. Intenté buscar y luchar por encontrar algo que fuera arquitectónico, algo donde no tuviera que pasarme 5 meses estudiando hidráulica o no sé que más que esta totalmente fuera de mis intereses profesionales. Así que, ¿porque conformarme con lo que me daban si al fin y al cabo no me gusta? 

"No me gusta" es algo fácil de  saber, es mucho más fácil saber lo que no nos gusta que lo que sí nos gusta. Así que me medio convencí de volver. Mareé a mi universidad de Valencia, a la de aquí también, a mis amigas de aquí y de allá, a mi familia y por supuesto me mareé a mi misma. Por un momento, estaba más en Valencia que en Groningen. Siempre pensando que era mejor para mi, que estaba luchando por mis intereses y mis preferencias, y  que no iba a quedarme haciendo algo que estuviera totalmente fuera de mi motivación. Pero aun con todas esas razones, no me decidía. Algo en mí me estaba frenando a decidirme. Algo en mi me estaba recordando que vine aquí a por todas. Que todo el mundo me apoyó para que hiciese exactamente lo que más conveniente creyese. Y aunque me decían que lo fácil era quedarme y conformarme, dentro de mí yo sabía que no. 

Lo fácil era volver a mi cómoda y bonita vida española. Todo en mi idioma. Mi cama. Mi casa. Mi madre. Mi gente. Mi coche. Todo eso que echo tanto de menos muchas veces. Pero de repente, hablando con un profesor del proyecto de aquí, me convencí de quedarme. No iba a estar sola me decía. Que iba a estar conmigo y que trabajaríamos juntos para sacarme el proyecto. Y lo decidí. Decidí quedarme, luchar contra este reto que tan a punto a estado de dejarme tirada en mis metas y mis ganas de superarme. He podido derribarlo y no he sentido más que alivio. Estoy contenta, siendo consciente que estaré derrumbada de vez en cuando viéndome lo perdida que estoy y sabiendo que en Valencia todo es mucho más fácil. Pero he confiado en mí. Quiero que esto salga bien, pero si sale mal, quiero saber que lo intenté. Que me puse en marcha con un proyecto que nunca hubiese estado entre mis preferencias, que confié en no sentirme sola en esto porque confié en ser fuerte, y confié en aprender. Son solo 5 meses más que tengo que sacarme la carrera. Solo 5 meses fuera, después de 22 años viviendo en la misma casa. No quiero ser débil. Y me siento bien. Ahora mismo me siento bien. Y sé que pase lo que pase recordaré que al tomar esta decisión respiré aliviada, y que mientras tomaba la decisión de volverme a Valencia, aunque mi persona lo pedía a gritos, mi subconsciente no me dejaba dormir. 

Voy a por todas desde aquí. Quiero disfrutar 5 meses más, y quiero estar bien.

domingo, 18 de enero de 2015

Empezar desde fuera


Me vi obligada a escribir en un momento de mi vida en el que necesitaba desahogarme y sacar toda la rabia de dentro de mí para poder seguir haciendo mi vida. Nunca supe los efectos tan positivos que me produciría el escribir, así que seguí haciéndolo hasta que ya no lo necesitaba. Pero me gustaba encerrarme en mi burbuja y entenderme mejor que a mí misma cuando me releía una y otra vez, cuando leía pasajes antiguos o un mismo pasaje recién horneado. Inconscientemente he ido asociando la idea de escribir a un estado de necesidad absoluta, cuando en realidad no tiene que ser así. No quiero que sea así.


Llevo viviendo fuera de casa casi 5 meses (con Navidades por medio) y siempre he querido empezar un blog para mí misma, para ir releyendo a medida que van pasando cosas. Sobre todo quiero tener un bonito recuerdo de esta experiencia, en la que a veces me cuesta no acordarme demasiado de mi querida Valencia. Pero siempre quise salir de allí, de la ciudad que me ha visto crecer durante mis 22 años de vida. Siempre he querido experimentar, salir de la rutina, cambiar gentes, escenarios y ambientes, echar de menos mi casa, mi familia y amigos y ponerme a prueba a mí misma. Todo ello aun siendo consciente de lo casera que soy pero sabiendo que si no vivía algo así, con la suerte que es poder permitírselo y las cosas que sé que aprenderé consciente e inconscientemente, me iba a arrepentir toda mi vida. Y lo he hecho porque quiero. Porque desde que terminé el colegio y empecé la universidad he querido vivir en mi propia piel lo que es salir del nido durante mucho tiempo y cambiar de país. Nunca es tarde para empezar a escribir, o para darse cuenta de que escribir no solo es necesario, sino que también placentero. Quiero ir leyéndome a medida que mi vida en Groningen va avanzando. Quiero comparar situaciones, quiero ver cuando se vaya acercando el final que cosas eran las que escribía cuando aún tenía mucho camino por delante.


En los 4 meses vividos fuera he sido una persona distinta a la que conozco en Valencia. Es muy común no hallarte a ti mismo en otra ciudad porque es muy fácil ser quien eres con la gente que te ha hecho ser quien eres. Pero cuando desaparecen de tu ángulo de visión, cuando no los escuchas reír ni te dan la seguridad de que por muy malo que sea el chiste siempre sabrán que justamente contaste ese chiste por lo malo que era, cuando no puedes tocar a los que te siempre te elevan con un simple abrazo… es ese preciso momento en el que te das cuenta de que tu vida empieza de cero con otro escenario y otros personajes que te acompañaran durante meses. Es importante darte cuenta lo antes posible de hasta qué punto cambiará tu vida, pero saber que siempre podrás volver a la tuya y serás exactamente la persona que dejaste allí. Tu cambio siempre dependerá de las experiencias que vivas en el exterior, pero en el fondo estarás siendo tú mismo. Por suerte he podido comprobarlo cuando volví a Valencia por Navidad. Nada cambió, todo el mundo estaba igual y se me olvidó rápidamente mi vida en Groningen. Se me hacía tan lejana que me dio miedo que se acercará el día de volver. Estuve tan a gusto en mi casa que me sentí cobarde. Cobarde porque quería quedarme, porque todo era mucho más fácil, porque pensé que una experiencia de 4 meses tampoco estaba tan mal. Pero no podía decir todo esto en voz alta. No podía decirlo porque habría sido muy injusto para mi madre, quien jamás entendió mi decisión por irme tanto tiempo (10 meses no es tanto tiempo, pero sí lo es al compararlo con los 5 meses que iban a ser de partida). Siempre quise irme un año, hasta que me fui. Tampoco era justo porque realmente aquí en Groningen no estoy mal. En la residencia estoy a gusto, he conocido a chicas con las que paso los días, aunque a veces siento que no pertenezco a sus mundos, pero al fin y al cabo hemos encontrado cierta compenetración. Tengo a alguien con quien contar y ellas cuentan conmigo. Pero no son mi secta, mi mundo, ni de lejos. Menos mal que desde que lo sé, soy consciente de que nadie será ni me hará sentir jamás la felicidad que siento cuando estamos todas juntas.

El caso es que no tengo derecho a quejarme, porque he hecho exactamente lo que siempre quise hacer. Y ahora sé que si de mí dependiese, mi vida se quedaba en Valencia. Que a partir del año que viene quiero volver a vivir allí. Que quiero acabar mi formación en mi ciudad y vivir allí. Que si de mí dependiese, y espero que pueda depender de mí, mi vida han sido mis 22 años de vida. Esto que estoy viviendo es algo necesario para darme cuenta de lo mucho que quiero y lo mucho que necesito mi antigua vida. Jamás me voy a arrepentir de esta experiencia y la voy a disfrutar al máximo, porque estas cosas solo se viven una vez. Y siempre daré las gracias a este año de mi vida por ayudarme a ver lo que no podía ver atrapada en Valencia.


La universidad de aquí me asusta bastante. Mañana tengo una reunión con el profesor que me ha propuesto proyectos y tendré que decidir ya cual haré a partir de febrero. Me da mucho miedo el hecho de hacer el proyecto. Tengo miedo de fallar, de no ser capaz, de no entender o de necesitar alguien detrás de mí, o simplemente a mi lado, para explicarme lo que no entiendo. Siempre he tenido apoyos en la carrera, siempre he tenido ayuda cuando no sabía hacer las cosas. No quiero sentir que me creí demasiado por pensar que podría lograrlo sola y fuera. Me da miedo no volver con la carrera acabada y no poder empezar el Máster en Diseño de Interiores que tanto ansío hacer. Por poder especializarme en lo que de verdad me gusta, porque aquí la universidad me aleja de mis preferencias y me lleva en otra dirección. Lo aguantaré porque es lo que he de hacer, pero tengo una voz en la cabeza que constantemente me recuerda que nunca quise hacer un proyecto de fin de carrera como el que estoy a punto de  empezar. Miedo es no estar motivada con mi trabajo, hacer algo a disgusto y hacerlo mal por consecuencia. Tendré que dejar ver estos primeros meses, hasta marzo, para ver cómo voy avanzando. Ojalá pueda leer este texto ya con 23 años cumplidos y que no haya ido tan mal. Ojalá no se cumplan todos mis miedos.

Por otro lado tengo muchísimas ganas de que vengan a verme mi gente. Mi madre, mi padre, mi hermana y Thomas, mis amigas e incluso mis tíos. Serán rupturas en mi rutina que me harán sentirme más yo, cuando aquí no logro encontrarme a mí misma muchas veces. Encuentro a otra yo, que no me disgusta tampoco, pero aun no le tengo confianza. Y la confianza aporta toda la comodidad, comodidad que echo en falta. Quiero enseñarles como me he hecho al lugar, como he conseguido que mi habitación sea acogedora para mí y como estoy viviendo y aprendiendo a caminar sola.


El erasmus es una experiencia única. Hay que vivirla. Hay que exprimirla. Y hay que conocerla a fondo para que cuando estés de vuelta al lugar que echas tanto de menos, llamado “casa”, te des cuenta de que este lugar de dio luz durante 1 año importantísimo de tu vida. Echaré de menos estos pasillos que ahora mismo tanto aborrezco. Echare de menos la bici pintada de amarillo que ahora mismo tanto me cuesta coger. Echare de menos la gente que he conocido, a ellas, cuando aquí hay veces que las echo de más. Echaré de menos hasta la cocina compartida. Echaré de menos levantarme y saludar a todo el mundo. Por eso prefiero ser consciente, escribirlo y saber que lo supe. Quiero salir ganando de esta. 

Feliz 2015 en Groningen